Joe agradeció en silencio que Marisa hubiese reservado con una semana de
antelación. Por lo general, el Seven Sisters era un lugar bastante tranquilo,
pero aquel sábado estaba a reventar. Curiosa, le preguntó a un camarero y este
contestó que se habían juntado varias celebraciones («Una despedida de
soltera, un ascenso y varios cumpleaños», fueron sus palabras exactas) y les
pidió un poco de paciencia a la hora de ser atendidos. Ninguno tenía prisa,
así que se dedicaron a contar anécdotas de su juventud y a brindar por ellas
mientras la comida iba llegando.
Después del postre, y la entrega de regalos, decidieron ir a otro sitio a
tomar la última copa. Mientras se encaminaban hacia la salida, Joe sonrió al
ver a Anne sentada en la barra, sin embargo, se le borró en cuanto vio que
solo había una copa delante de ella. Preocupada, se acercó con rapidez.