lunes, 25 de abril de 2016

Reflexiones: Feminismo Y Machismo

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El otro día estaba viendo la televisión mientras comía en el trabajo y no pude evitar fijarme en que nueve de cada diez anuncios, estaban protagonizados por mujeres; y que en ocho de esos diez anuncios, intentan vender cosas para que las mujeres o bien dejen de tener pelo (en cualquier parte de su cuerpo), o bien dejen de estar gordas, o bien dejen de ser viejas.

Al margen de lo que todos sabemos (que en todos ellos ya usan de por sí chicas sin pelo, delgadas y jóvenes), el anuncio que más me repateó de todos los que vi ese día, fue el de Nivea Men. Si no lo habéis visto, aquí os lo dejo, además, en su versión extendida (han debido de retirar el vídeo pero os dejo la versión corta):

Si no podéis verlo por lo que sea, os hago un breve resumen:

Un grupo de futbolistas aparecen, con música rockera de fondo, realizando varias acciones de hombres, como echar un pulso, cortar leña con una motosierra, conducir un descapotable mientras huyen de un tornado (¿EN SERIO?) y terminan llegando al vestuario para abrir una taquilla y encontrarse con cremas en recipientes ROSAS, además de que su flamante música tope masculina pasa a ser una chica cantando una empalagosería.

Y yo me pregunto… ¿es que echarse crema te va a convertir en mujer? Es decir, ¿te deja de salir barba, te crecen las tetas y tu pene pasa a ser una vagina? Porque sino, no lo entiendo. Es más, y si yo quiero usar esa crema porque NO es grasa y se absorbe rápido, ¿qué? Obviamente puedo ir al supermercado a comprarla pero vamos, lo que trato de decir es que la crema es crema, venga en bote rosa o bote azul. En mi casa siempre se ha utilizado Nivea y mi padre lleva años usando la típica de la cajita de metal azul y no se ha vuelto igual de femenino que una mujer (topicazo, lo sé, pero me entendéis).

Aquí hay que dejar claro que ante todo hay que ser un machote y no usar cremas indicadas para mujeres porque dejaremos de ser brutos, fuertes, hombres de pelo en pecho.

posEste tipo de anuncios lo que promueven es que el hombre ha de ser el fuerte y la mujer la flor delicada. Siempre ha sido así, no hay más que mirar las películas de no hace tanto y los cuentos para niños. La princesa/chica-de-la-película siempre se salva gracias a la magnífica intervención del príncipe azul/héroe-de-la-película. Y todas las niñas terminan por crecer queriendo ser princesas y encontrar sus príncipes azules para ser felices y comer perdices.

Si ya de por sí la sociedad está muy condicionada y tiene muy metido en el disco duro (o subconsciente) que una mujer tiene que ser delicada cual flor, perfectamente perfecta para los hombres, ha de estar SIEMPRE bonita, ha de ser culta pero no demasiado, debe vestir bien, saber cocinar, limpiar, planchar, DEBE tener niños (y cuidarlos, por supuesto), si trabaja tiene que ser de cara al público, en una silla frente a una mesa, vestir minifalda o falda por encima de la rodilla, zapato de tacón, maquillada y siempre sonriendo como una Barbie. No puede desempeñar puestos que requieran fuerza o autoridad, porque nadie las tomaría en serio por tener tetas.

En cambio, un hombre debe ser: fuerte, orgulloso, poderoso, seguro de sí mismo. Y ya.

Y eso es lo que aparece en los anuncios. Aparte de que la mayoría están protagonizados por mujeres sonriendo como tontas ante la cámara, ultra delgadas anunciando toda clase de productos para otras féminas; el resto de los cuatro anuncios que nos quedan son protagonizados por hombres, hombres que conducen muy seguros de sí mismos un coche, con su mujer al lado, sonriendo, quizá hasta puede que ponga música, no sé.

Aparecen anunciando herramientas de bricolaje, como si nosotras no usásemos cola blanca o taladros o cosas así. Llamamos al vecino, que es un hombre portentoso, fuerte como él solo, para que nos cuelgue un cuadro; luego le sonreiremos como tontas y le daremos las gracias con expresión de “perdona que sea tan inútil y débil, es que me voy a ahorcar con una alcayata y un martillo“. Ellos no compran ropa o zapatos utilizando apps, esas somos nosotras. Las colonias que ellos usan son para sentirse poderosos, fuertes, seguros; las nuestras nos harán sentirnos bellas, delicadas, muñequitas sexys que serán adoradas por los hombres.

giphy-1Recuerdo un día en el que había quedado con unas amigas y salí de casa llevando unas botas de montaña, de esas tan guays de hacer rutas.

Mi madre me miró y comentó, como que no quería la cosa, que “deberías comprarte unas botas nuevas, que no sean como esas“. Básicamente  me dijo que debía comprarme unas botas más femeninas. ¿Qué tienen de malo las de montaña? Si son muy cómodas y calentitas. Pues que son, por así decir, de marimacho.

La sociedad tiene TAN asumido que una chica no puede llevar ese tipo de bota en su día a día que es que hasta me da lástima. Porque da la impresión de que por haber nacido con tetas y coño ya tengo que llevar vestidos, minifaldas, ropa ajustada, maquillarme, ir perfectamente depilada (no vaya a ser que tenga UN pelo en el bigote), el pelo cortado o largo pero no de cualquier forma (ni cualquier color, válgame el cielo), comportarme adecuadamente sin decir palabrotas y un montón de blablablás que todas habremos oído alguna vez en la vida.

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Y cuidar el tipo, POR SU-PU-ES-TO. Los molletes son un delito actualmente, penado por la sociedad con desdén e infinito desprecio, no se puede tener ni un MÍNIMO de grasa que sino ya estamos con el “huy no, está blandito y eres redondita, no gracias”. TRANQUILO, NO VAN A FAGOCITARTE. Y tranquilas, que muchas también huyen despavoridas de las gorditas, no, no somos contagiosas. De nada.

Que es que esa es otra. Que si te pasas de la talla 34 ya no puedes llevar ciertas prendas, pero claro, si llevas otras es peor.

No puedes llevar mallas o legguins porque da asquete verlo, no puedes llevar camisetas ajustadas porque da asquete también que se te noten las carnes o la barriguilla; pero tampoco puedes llevar sudaderas o camisetas porque entonces mutas y pasas de ser una gordita a ser una marimacho lesbiana.

Porque es así cómo los hombres (y mujeres) nos ven. Y lamento si he ofendido a las lesbianas/bis que me lean, no era mi intención y, si así ha sido, me disculpo.when-youre-already-bad-mood-some-random-street-tells-you-smile

A mí ME ENCANTAN las sudaderas. Y los vaqueros. Y las camisetas. Y las zapatillas. Y las botas de montaña. Y el chándal, JODER SÍ. ADORO EL CHÁNDAL. Es una de las prendas más cómodas de la historia. Pero sólo puedes llevarlas si estás tan delgada como un silbido, porque si es así eres adorable, frágil, kawaii desú que dicen.

Si sales de casa llevando una sudadera y no eres un silbido ya tu madre te mira de arriba abajo y suelta un “¿Vas a salir así? Cámbiate anda, que pareces cualquier cosa.” Y si aún así decides salir igualmente, las chicas con las que te cruzas (y que no visten como tú, que has decidido pasar de todos los estereotipos y vestirte como te sale del coño) te miran como si fueses una aberración, un ente extraño que ofende a cualquier persona que se autodenomine mujer.

Y, de verdad, es un asco no poder ser una misma porque la sociedad va a estar ahí, jodiendo y dando por culo para hacernos sentir mal, culpables de no tener el canon de belleza que nos imponen, minando nuestra autoestima para que volvamos corriendo a vestir como supuestamente debería hacerlo una mujer, al maquillaje y toda esa parafernalia. Como si fuésemos azafatas de los años 30, 40 y 50 de las aerolíneas estadounidenses.leggings-me-tali-full02

Lo más gracioso del asunto es que si las mujeres nos quejamos, es que somos unas exageradas. Incluso las propias mujeres se pisan entre sí cuando una chica defiende su decisión a llevar sudaderas porque “las chicas de verdad visten ajustado y ropa más femenina” (por ponerlo de alguna forma). E insultan y hacen el vacío a las chicas que no quieren ser muñequitas perfectas a las que todos los penes las adoran. Y eso sí que es triste.

Pero supongo que, al final, las mujeres que realmente defendemos nuestro derecho a ser como nos dé la gana y que hacemos lo que nos sale del mismo potorro y alzamos la voz, somos unas feminazis exageradas marimachos malfolladas. Pero al menos sabemos que hay cosas más importantes que el físico o el cómo viste una persona.

Lo que la sociedad no sabe, o no quiere aprender, es que un cuerpo delgado no tiene por qué estar sano, y un cuerpo gordo no tiene porqué ser insano. Porque sí, el sobrepeso daña las articulaciones pero la extrema delgadez debilita el sistema inmune.

Al final todo se reduce a los prejuicios implantados y a las mentes cerradas. Triste, pero cierto.

Nos leemos.

[Publicado originalmente en WordPress el 25 de abril de 2016]

[Imagen de cabecera > Designed by kbza / Freepik]

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