El otro día comencé a ver esta serie en Netflix sin saber realmente de qué iba. La cosa es que me ha gustado más de lo que esperaba, aunque aún me cuesta… digerir algunas escenas.
La serie nos narra la historia de un matrimonio de agentes inmobiliarios que, de repente, sufren un cambio en sus vidas: ella comienza a vomitar de manera brutal hasta que vomita una cosa redonda y roja. A partir de entonces, se da cuenta de que es una no-muerta y, ¿qué hacen los no-muertos aka zombis? Comer humanos.
Todo gira en torno a cómo ellos intentan ser una familia normal y proteger a su hija, pero como siempre: sale mal. La hija está al tanto y aunque les saca de algún apuro, también acaba liándola más de una vez. Igual que los padres. Al final esto es una gran familia entrando de cabeza en los problemas, saliendo de ellos a mordiscos y volviendo a caer en problemas. Por suerte, la serie es una comedia y así podemos reírnos, que es de lo que se trata, aunque el humor es un poco… gore, pero divertido. Me gustan mucho las actuaciones pero es normal porque el reparto está compuesto de grandes actores: los papeles principales caen sobre los hombros de Drew Barrymore y Timothy Olyphant.
A Drew la hemos visto en comedia en más ocasiones y, como la gran actriz que es, borda el papel que le han designado: una mujer impulsiva, llena de energía y positiva que no quiere hacer daño a su familia, sólo a los malos. Drew destila energía por los cuatro costados mientras actúa y se la nota, no sólo cómoda en el papel, sino que se lo pasa de miedo en él. Y se agradece porque le da más credibilidad a todo.
Pero, personalmente, nunca había visto a Tomothy en un papel de comedia, siempre ha hecho de tipo duro (Hitman) y papeles más o menos serios (vi algún capítulo de Justified y en la película Soy El Número Cuatro), así que verlo interpretar un personaje que dice demasiadas veces por segundo “Estoy bien, estoy bien, todo va de fábula” mientras sonríe de manera histérica es un cambio bastante agradable; estoy muy sorprendida por lo que he visto porque me encanta cómo le ha dado ese toque al personaje, además, me ha demostrado que es un gran actor.
La ventaja de esta serie es que los capítulos son cortitos, igual que con Brooklyn 99, duran entre 20 y 30 minutos, con lo cual es genial para poder verla antes de irse a dormir o mientras comes o cenas. De momento sólo hay tres temporadas, estrenándose la tercera este año (por lo que leí), he empezado ya la segunda y parece que pinta bien porque el abanico se va abriendo y ahora tengo curiosidad por saber qué pasa (bien hecho, guionistas).
Sólo espero que no la alarguen hasta el infinito porque entonces sí que dejaré de verla. De momento, podéis echarle un vistazo, a ver si os gusta igual que a mí.
No hay comentarios:
Publicar un comentario